En un pequeño pueblo del estado de Wisconsin vive Don Gorske, un auténtico amante de la hamburguesa más famosa del McDonald's. Esta admiración, u obsesión, por el BigMac le ha llevado a comerse un total de 23.000 hamburguesas
en abril de 1972, Don Gorske comió su primer BigMac. Bueno, sus nueve primeros, porque ese mismo día regresó varias veces al McDonal's en busca de su preciado manjar. Afirma haber comido esta hamburguesa durante todos los días de su vida, salvo uno. El día de la excepción fue aquel en el que falleció su madre. Asegura haberlo hecho por respeto a su memoria. Don Gorske se ha comido 23.000 hamburguesas en 36 años, lo que sale a una media de casi 640 BigMac por año.
Pero su gusto por el BigMac va más allá de devorarlos. Gorske guarda cada recibo de sus queridas hamburguesas en una caja. Apunta en un cuaderno que siempre lleva encima el lugar y la hora donde consumió cada uno de sus grasientos bocados.
Hasta en la historia su matrimonio aparece la famosa franquicia de hamburguesas. Gorske l e pidió la mano a su mujer en su McDonald's favorito. Y claro, ha sido en ese mismo local donde ha engullido su hamburguesa número 23.000. La vida de este estadounidense parece girar en torno al BigMac. En contra de lo que se podría pensar, Gorske no está gordo. Sólo está enamorado de estas hamburguesas porque, dice, "son lo mejor de mi día". Su afición le ha llevado a ser portada de los diarios de su pueblo y a participar en el documental Super Size Me . Entre sus testimonios y anécdotas, Gorske cuenta que en 1984 le ofrecieron pagarle cinco dólares por comerse al mayor rival de su ídolo culinario: un whopper. Por supuesto, Gorske se lo comió, se llevó los cinco dólares y los reinvirtió en comerse... un BigMac, qué si no
Hasta en la historia su matrimonio aparece la famosa franquicia de hamburguesas. Gorske l e pidió la mano a su mujer en su McDonald's favorito. Y claro, ha sido en ese mismo local donde ha engullido su hamburguesa número 23.000. La vida de este estadounidense parece girar en torno al BigMac. En contra de lo que se podría pensar, Gorske no está gordo. Sólo está enamorado de estas hamburguesas porque, dice, "son lo mejor de mi día". Su afición le ha llevado a ser portada de los diarios de su pueblo y a participar en el documental Super Size Me . Entre sus testimonios y anécdotas, Gorske cuenta que en 1984 le ofrecieron pagarle cinco dólares por comerse al mayor rival de su ídolo culinario: un whopper. Por supuesto, Gorske se lo comió, se llevó los cinco dólares y los reinvirtió en comerse... un BigMac, qué si no
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