Investigadores japoneses lograron modificar la estructura genética
Mediante un cambio genético en el sentido del olfato del ratón, los investigadores le causaron la pérdida de la habilidad para asociar el olor de un gato con el miedo a un potencial predador.
El resultado fue un roedor que puede jugar amistosamente con un felino sin mostrar la más mínima señal de alarma.
El resultado fue un roedor que puede jugar amistosamente con un felino sin mostrar la más mínima señal de alarma.
El estudio del profesor Sakano explica que el bulbo olfativo está formado por dos tipos de células nerviosas: las que responden a impulsos innatos y las que reaccionan ante situaciones aprendidas. Según el propio especialista, su trabajo logró descubrir que estos dos tipos de células están separadas las unas de las otras.
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